Bajar un pantalón es cosa de valientes

738f65ff4173d32204455cd188fde7c6La última vez hasta cruce los dedos detrás de mi espalda esperando que se asomara algo normal. He empezado a pensar que los productos que quedan son stock y van con tara.

Todas conocemos el cliché de que un pene tiene su importancia en el tamaño. Pues bien, yo rozando ya mis 30 años puedo asegurar que hemos estado equivocadas demasiado tiempo. ¿Os habéis topado alguna vez con un instrumento que tenía la apariencia de una salchicha Frankfurt? ¿La pieza L invertida del Tetris? Pues yo sí, y todas eran de gran longitud pero nadie las compraría para estar con ellas una vida entera.

Cuando una está soltera -ya conocemos lo mal que está el mercado- aceptamos citas con no siempre el prototipo de padre de nuestros hijos. Esto nos lleva a vivir “aventuras intrépidas”. Y no me refiero a que después de una cena acabes el fondo de tu copa de vino y vayas directa a su casa, no amigas, me estoy refiriendo a lo arriesgado que es bajar un pantalón. Ellos mantienen su secreto a cubierto.

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Han sido varias experiencias que me han puesto en alerta máxima ante esta nueva situación. Empecé a hablar con un chico que era el príncipe azul personificado, súper atento, me adoraba.. y cuando tuve la oportunidad de lanzarme sobre el podía cogérsela cerrando casi el puño. Era larguísima pero con la anchura de un dedo.

Tras un fiasco tremendo decidí ir a por un hombre de gimnasio con brazos fuertes y buen torso. Pero cuando le metí la mano debajo de el pantalón algo no iba bien… Tenía el platanito como cuando doblas una manguera para que se corte el agua. ¡Partida! Totalmente torcida.. al principio pensé que iba a ser imposible que eso entrará en el parking pero lo consiguió. Ahora bien, ¿sabéis que es lo más complicado en este tipo? ¡Chupar como Dios manda! ¡Un lío tremendo!

El panorama no era alentador hasta que llegó mi amiga Marina a tomar un café a mi casa y me contó que ella había vivido algo peor. Dos años tras un hombre para encontrarse con un pene del tamaño del dedo meñique. ¿Qué harías tú ante esto? ¿Salir corriendo? ¿Simular una llamada de emergencia? ¿Aguantar el tipo? Ella las primeras semanas pensó que en la vida no todo es el sexo hasta que se cruzó con un ex rollo y las copas hicieron que volviera a disfrutar.

Solteras de las urbes, os deseo lo mejor en vuestras citas. Pero si he aprendido algo estos últimos meses es a palpar un poco por encima del pantalón… Y si es normal -créeme- eres una afortunada 😉

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